Itzel y yo le decimos Nina. Un joven vecino de abajo la había nombrado Gomita cuando se hizo cargo de ella pero ya no pudo mantenerla así que la adoptamos nosotros, respetando su nombre ahora como segundo nombre. Se le puede decir Nina Gomita. Ella de ninguna forma hace caso.
Es la primera vez que me hago responsable de un animal. Ya había estado practicando con plantas. Y alguna vez cuando empezamos a convivir con el gato Urano, le comenté a Itzel que me gustaría traer en los eventos siempre a un gato arriba de mí. Así el gato decidiría quién se me acerca y quien no. Y llegó Nina y en este momento como siempre que puede... está encima de mí. Y si se acerca Itzel... más.
Estoy aprendiendo mucho con Nina. Darle de comer y limpiar a un animal es toda una responsabilidad. Tan pequeña y tan grande como las responsabilidades. Nina a veces me ha arañado y sobre todo muerde muy fuerte. Yo trato de enseñarle que eso no es amoroso. Hasta ahora a ella eso le vale madres. Itzel ya también me ha empezado a morder.
En este preciso momento Nina está acostada en mi estómago y es raro. Porque por un lado me dan ganas de quitarla pero por otro, me hace sentir bien que eche todo su peso y su ser y descanse en mí. Me hace sentir que soy confiable para ella. Aunque yo le diga a veces que la voy a matar.
lunes, 7 de septiembre de 2009
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