Tu gracia.

Nos vimos en el parque del centro médico que fue nuestro al principio de tuyyo. En la banca en que nos enamoramos en el 2008. Nos citamos seguro porque nos queremos. Porque nos hacemos falta y porque somos algo que va más allá de lo que vamos siendo y de lo que nos van diciendo.

Tú estabas todavía muy enojada por la forma violenta, casi grosera en que dejamos de vivir juntos. En cómo destruimos nuestro hogar. Yo sin explicaciones, sin justificaciones. Simplemente dejando cambiar.

Tú diciéndome que estas celosa, enojada, con coraje. Yo queriéndote abrazar, acercarte, apoyarte. Tú decidiendo firmemente no querer saber nada más de mi. Y yo por fin derrotado en la batalla. Llorando como nunca. Tratando de explicarte que mi amor por ella no tiene nada que ver con mi amor por ti. Que me mata el que no pueda verte sonreir, hablar y platicar. El que no podamos abrazarnos. Que soy el más feliz del universo en mi relación con ella y me quiero morir de sentir que a ti eso te aleja de mi. Un río de lágrimas de por fin aceptar perderte.

Pero seguimos sentados en esa banca. Sin movernos. Tuyyo. Y de repente los murmullos del viento, la música de un instrumento tan dulce como nosotros a veces a lo lejos y nuestros árboles bailando. Atrás las estrellas de la noche. La calma. Y al sucumbir yo a tenerte...Tu gracia. Tu favor que no merezco. Te quedaste junto a mi. Y otra vez fuimos nosotros.

Nosotros amigos, nosotros compañeros, nosotros cómplices, nosotros tuyyo. Nosotros inexplicables, incomprendidos. Nosotros solos. Tuyyo en el parque. Y todo se perdonó por ese momento.

Así me pudiste contar de tus aventuras y tus preocupaciones. De todas esas energías que te afectan y en las que tú pones tus fuerzas y tu atención. Escuchaste como siempre mis consejos. Mis deducciones.

Así yo te quize hablar de mi amor por ella. De eso que hoy me llena totalmente. De eso que me convirtió en un hombre más que caballero. En eso que yo no sabía que era y que ahora le doy con todo mi ser. Sin pensarlo. Sin planearlo. Sin imaginarlo. Mi amor.

Hay quien piensa que todo ha sido muy precipitado y que hay que tomarse tiempo para perdonar, para respirar, para sanar.

Tuyyo aprendimos juntos que podemos manejar el tiempo. Y que en el contexto del universo estamos conectados.

Tuyyo sabemos que sin mentiras ni pretextos nos apoyamos.

Tuyyo hemos comprobado que más allá del tiempo y del espacio...

Nuestra maestría es bailar.


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