El ya llegó al punto sin retorno que siempre soñó. Ya despertó. Y está comenzando a despertar a todos los que pueda. Siempre con una sonrisa. Sincera. Porque otra vez había pasado la prueba que él mismo se había buscado.
Ya había probado en cuerpo, mente y alma que con fuerza, fortaleza y fluidez no lo detendrían los sueños y las pesadillas de los demás. Eso lo había ya hecho crecer 5 años gatos. Ya era capitán de su propia ideología. Porque había sido traicionado por su opuesto complementario. Y esa claramente era la prueba final del periodo. Había sobrevivido basado en su propia programación.
Claro que había sufrimiento. Dolor no. Sufrimiento porque todavía cometía el error de ver en las personas sólo su dulce y tierna imagen en lugar de verla en sí mismo. Todavía pensaba que el bien estaba fuera y el mal estaba en él. Pero cuando se fortaleció tanto que fue muy claramente bueno... se encontró el mal de frente. Lo que a él le hacía mal. Y lo sacó implacablemente. Borró todo el pasado con sus poderes y fuerzas y aunque dicen que no se puede... lo logró. Porque así como creer es crear, lo contrario también es.
Y era tiempo ahora para salvar a los demás. El ya estaba fuera de la primera matriz de control. La de ella. La había encontrado a los 33 años. Justo a tiempo para tomarse sólo 1 año y medio en salir de su laberinto de tristeza, de dolor y de engaños.
El se había encontrado por fin con la máxima víctima si decidía salir de la deshonestidad. Se había encontrado por fin con la deshonestidad hecha mirada. Y si la mirada de ella era la de la ternura es sólo porque ella lo espejeaba.
Por eso al final la agresividad, orgullo y toda la violencia del engaño la había actuado él hacia ella. Porque él era el espejo de ella. Por eso él nunca se enfermó. Por eso él ya era su imagen clara de la transparencia, la independencia y la responsabilidad.
Todo hombre necesita una prueba para demostrar lo que decide ser.
El gato necesitaba a una rata. La rata era la prueba de la transformación.
Porque la rata era la más peligrosa.
Pero la mejor informante.
Sólo había que hipnotizarla.
Y ella había delatado a todos los que habían faltado a la verdad.
Y en todo lo que nunca dijo...
El por fin encontró la razón de la pregunta que lo perturbó dos años...
Por qué no poderla amar con todo su ser? Por qué no desearla? Por qué no profundizar?
En diciembre del 2009 (justo a tiempo) La respuesta era clara. El amaba la honestidad sobre todas las cosas.
Sobre eso era su felino amor. Como el de un León a Venus.
Y algo había en ella que siempre olía mal.
Todo ser tiene su lugar.
El olfato de gato siempre salva.
Y el gato no por cualquiera se deja penetrar.
Y nunca lo penetrará la deshonestidad.
Fiel a su linaje, a su prestigio y sobre todo...
a su destino final.
Esto ha sido escrito...
El último día antes del primer día del amor y la amistad del resto de la vida.
sábado, 13 de febrero de 2010
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